Cuando Bitcoin Se Duplicó, Lloré en Brooklyn

El Tick Que Me Rompió

Miré la pantalla a las 2:17. Opulous (OPUL) cayó a $0.038917—una caída del 52.55%. No fue un colapso. Fue silencio. Mi madre, poeta de líneas tinteñadas, susurró: ‘Creerán que tus ahorros son dinero hasta que aprendas a confiar en el silencio.’ Yo no lo hice.

Latido de Cadena

Los números no mienten. Volumen de intercambio: 610.166,7 — igual que ayer. Tasa de tenencia: 5.93 — sin cambio. Precio de vuelta: $0.044734 — como si nunca se hubiera ido. Esto no es volatilidad. Es repetición. Un bucle donde todos finginen cambio es real—y nadie se atreve a romperlo.

El Algoritmo Que Lloró Conmigo

Ejecuté el script otra vez anoche. Opulous subió—$0.041394—con volumen superando los 756K, y tasa alzando a 8.03—un susurro de vida retornando. No porque los mercados cambiaron. Sino porque alguien finalmente creyó que el código puede ser poesía. Lloré—not por el precio, sino porque supe: La blockchain no borra significado—lo devuelve, en píxeles más que en papel, en contratos más que en bancos.